Las fuertes expectativas ante el regreso de Tiger Woods quedaron en pura decepción.
En una sorprendente mala actuación en el torneo de Quail Hollow, Woods igualó los peores nueve hoyos de su carrera en el Tour PGA y acabó con una anotación de 79 golpes, 7 sobre par. No logró pasar el corte por tan sólo sexta vez en sus 14 años de carrera.
Billy Mayfair fue el líder después de 36 hoyos. Con una anotación de 136, 8 bajo par, después de una ronda de 68, Mayfair sacó una ventaja de un golpe sobre el argentino Angel Cabrera, dos veces campeón de majors, que jugó en el grupo de Woods.
Woods hizo bogeys de tres putts en hoyos consecutivos. Hizo un golpe sobre el green que acabó en el agua y en el 15to hoyo terminó con un doble bogey de cuatro putts desde poco más de nueve metros (30 pies).
"Es lo que es", dijo Woods cuando le preguntaron si la falta de práctica o problemas con sus movimientos fueron los culpables de su actuación. "Fuese lo que fuese, no fue lo suficientemente bueno".
Lo que es aún más sorprendente es que Woods venía de un empate en cuarto puesto en el Masters hace sólo tres semanas, un buen desempeño considerando que se trataba de su primera competición luego de una pausa de cinco meses tras descubrirse que era infiel a su esposa.
Este es el primer torneo de Woods en un torneo regular del Tour de la PGA con venta de entradas al público y, con pocas excepciones, la multitud le recibió con los brazos abiertos. Quedó claro durante los dos últimos días que sus seguidores estaban mucho más interesados en Woods como jugador que en su vida personal.
El problema es que no les dio mucho que celebrar y tampoco estará aquí el fin de semana.
Fue la primera vez que Woods no se clasificó a las rondas del fin de semana desde el Abierto Británico del pasado verano en Turnberry y la primera vez en un torneo del Tour PGA desde el Disney Classic a finales de la temporada del 2005.